lunes, 24 de junio de 2013

Las becas y el concepto del esfuerzo


Las becas y el concepto del esfuerzo

Hace ya bastantes años que tenemos que soportar el cansino discurso de los sectores más conservadores de este país sobre la cultura del esfuerzo. Ahora que esos sectores están en el gobierno de España, con Rajoy y Wert a la cabeza, nos empiezan a explicar su concepto del esfuerzo. El esfuerzo que tienen que hacer los alumnos para ir superando la carrera de obstáculos en la que quieren convertir al sistema educativo y el "esfuerzo" que está haciendo Wert, por encargo de Rajoy, para ir expulsando del sistema educativo a un sector importante del alumnado.

Durante este curso hemos asistido a recortes generalizados en las becas de transporte, comedor y libros de texto, recortes que han tenido una contestación clara de la inmensa mayoría de la sociedad. Ahora, como continuidad de la cruzada iniciada el curso pasado se le quiere dar otra vuelta de tuerca al sistema de becas en el que tanto habíamos conseguido avanzar en las últimas décadas. 

 He escuchado como en diferentes debates, los dirigentes del PP y algunos de sus tertulianos más aguerridos, indicaban que les parecía muy bien que para obtener una beca los alumnos se tenían que esforzar más, que era normal pedirles una nota más alta que a los demás porque para eso les estábamos pagando la beca entre todos.

Si damos por buenos los datos del Ministerio de Educación, con las actuales tasas universitarias sólo se paga el 20% del coste real de los estudios correspondientes. Es decir, el 80% restante se paga con los impuestos de todos los ciudadanos. Por lo tanto, si el coste total de un curso es de 5.000 euros y la tasa de matrícula son 1000, quiere decir que todos los estudiantes se benefician de una ayuda de 4.000 euros que pagamos entre todos y a los que tienen beca se les exime, además, de pagar los 1.000 euros de matrícula.
Pues bien, con la reforma del sistema de becas que quiere introducir el Gobierno de España, para seguir beneficiándose de la ayuda colectiva de 4.000 euros basta con sacar un 5, pero para acceder a la beca que supone no pagar una matrícula de 1.000 euros se les exige más nota, un 6,5, se les exige que se esfuercen más. Es decir, seguiremos pagando entre todos los 4.000 euros a los hijos de familias con muchos recursos económicos que saquen un 5, pero dejaremos de pagar los 1.000 a los hijos de familias que no pueden pagar los estudios de sus hijos por no haber sacado una nota superior.

Ya hemos visto este curso que el incremento de las tasas universitarias, acompañado de una reducción de las becas y un endurecimiento de los requisitos para tenerlas, está provocando que dejen de acceder a los estudios superiores los sectores sociales con menores medios económicos. Vamos a volver a la década de los 70 del siglo pasado, cuando sólo podían estudiar los hijos de familias acomodadas, saquen las notas que saquen y repitan las veces que quieran, y la minoría de hijos de las familias con más dificultades que consigan superar la carrera de obstáculos y se esfuercen lo que Rajoy y Wert decidan. Ese es su concepto del esfuerzo y de quienes tiene que practicarlo.

Pues bien, todo esto se lo han dicho a Wert y a Rajoy el Consejo Escolar del Estado, la mayoría de las Comunidades Autónomas y la Conferencia de Rectores. Cuando cada día hay más estudiantes que necesitan una ayuda económica para poder seguir estudiando, la política educativa del PP consiste en expulsarlos del sistema. Cuando necesitamos grupos más reducidos para atender mejor al conjunto del alumnado e incrementar el éxito escolar, se incrementa el número de alumnos por aula. Cuando necesitamos más profesores para redoblar los esfuerzos en las tutorías, en las actividades de refuerzo y profundización, se recorta el número de profesores en todos los niveles educativos. Cuando todo el mundo dice que para salir de la actual situación de crisis económica necesitamos cambiar nuestro modelo de crecimiento económico e invertir más en educación, en formación y en investigación, se recortan todas las partidas destinadas a estos fines.

Todos los estudios internacionales apuntan que las variables que más inciden en el rendimiento académico de los alumnos son el nivel de formación y el nivel socio-económico de sus padres. Precisamente por ello, las personas que nos creemos que la educación puede y debe ser un factor de movilidad y progreso social, le otorgamos un papel de primer orden en la compensación de las desigualdades de origen y en el fortalecimiento y la profundización de la cohesión social. Para ello es necesario que todo el alumnado reciba el apoyo que necesita desde los primeros años de escolaridad y que se cumpla un principio básico en una sociedad democráticamente avanzada: que nadie deje de estudiar por motivos económicos.

El debate de fondo sobre el sistema educativo que necesitamos está en la manera de entender las relaciones entre el sistema educativo y la sociedad, en las funciones que puede y debe cumplir la educación en una sociedad democrática avanzada. Unos, con sus políticas educativas, nos demuestran que defienden la teoría de la reproducción, que se reproduzca la situación social de origen de los alumnos, lo que la derecha llama el “orden natural de las cosas”. Otros, apostamos por conseguir que la educación juegue un papel de primer orden en la compensación de las desigualdades de origen y en el fortalecimiento y la profundización de la cohesión social. Esa es la gran diferencia.

domingo, 2 de junio de 2013

CUANDO YO SOÑABA UN MUNDO AL REVÉS (Y 2) El currículo escolar (Publicado en Escuela el 6.06.13)


CUANDO YO SOÑABA UN MUNDO AL REVÉS (Y 2)

El currículo escolar

El ministro de educación de España, del que hablaba en el anterior artículo, se sentía muy orgulloso de las medidas que habían permitido incrementar las plazas de educación infantil, aumentar el profesorado de Primaria para poder organizar grupos más reducidos en determinadas horas, generalizar los programas de apoyo y refuerzo para atender tanto al alumnado con mayores dificultades de aprendizaje como al alumnado con mayor capacidad y motivación por aprender.

También comprobó que el hecho de fomentar una mayor participación de las familias así como dar más competencias al consejo escolar, estaba provocando una mayor implicación de las familias, en colaboración con el profesorado, en la resolución de los problemas que se dan en el día a día de los centros.

Estaba toda la comunidad educativa muy animada por el buen funcionamiento de las medidas que se estaban aplicando y por el alto consenso logrado con las organizaciones políticas y sociales, lo que iba a garantizar esa añorada estabilidad del sistema educativo. Por todo ello, el ministro decidió continuar el mismo procedimiento para seguir repasando los principales problemas de la educación y las posibles soluciones a los mismos.

Ahora, decidieron abordar el viejo debate en torno al currículo escolar. En primer lugar repasaron los innumerables cambios curriculares de las últimas décadas. Y después del clásico “el alumnado cada día sabe menos”, tópico que se repite en todos los países y en todas las generaciones, pudieron observar como la humanidad avanza en todos los ámbitos del conocimiento a pesar de que, según la observación “científica” de algunos, cada generación sabe menos que la anterior.

Compartieron que los cambios en los contenidos escolares obedecen a nuevas demandas sociales, como los temas transversales, a las nuevas necesidades de formación derivadas de los cambios sociales, económicos y culturales, a los desarrollos científicos y tecnológicos, a la interculturalidad. En otras ocasiones, son los resultados de algunos informes internacionales, como ha sucedido con el informe PISA, lo que provoca propuestas de refuerzo de algunas materias en el currículo escolar.
El problema es que el horario escolar no es infinito, por lo que la decisión de introducir nuevos contenidos debería obligar, en principio, a renunciar a la enseñanza y el aprendizaje de otros. Pero todos sabemos que la tarea no es fácil. La mayoría de las materias presentes en el currículo cuentan con una larga tradición y con colectivos que se reconocen en ellas, lo que en la práctica provoca debates apasionados sobre la importancia de algunas materias, las que se pretende recortar, y salen en su defensa todos los colectivos, que, por uno u otro motivo, se consideran agraviados por el posible recorte anunciado.

Por todo ello, lo habitual no es la sustitución de unos contenidos por otros, sino la ampliación y la introducción de nuevos contenidos. El resultado de la aplicación reiterada de esta lógica acumulativa a las revisiones del currículo de la educación básica son unos programas excesivos, por no decir imposibles. Al poner juntos todos los contenidos de las diferentes áreas y materias, más los temas transversales de la Educación Primaria y de la Educación Secundaria Obligatoria, llegaron a la conclusión de que el resultado es inabarcable. Además, la exigencia que tiene el profesorado de dar completos unos programas tan extensos provoca, en numerosas ocasiones, un tratamiento superficial y una metodología puramente transmisiva, lo que dificulta enormemente el aprendizaje del alumnado.

Convinieron que lo que está en cuestión no es el número de horas atribuidas a determinada materia en el horario escolar, sino la capacidad de la educación obligatoria de proporcionar al alumnado la renta cultural básica que necesita para su desarrollo personal y profesional. Lo que necesita si pensamos en su futuro, no en nuestro pasado. Por ello, para que las decisiones sobre el currículo escolar no estuvieran sometidas a los cambios de gobierno ni a las negociaciones con distintos colectivos profesionales, acordaron constituir un órgano estable formado por personas expertas en diferentes ámbitos que tuviera la función de establecer y actualizar esa “renta cultural básica” que se debe garantizar en la educación obligatoria a todo el alumnado.

Había una vez un ministro … y había también un lobito bueno al que maltrataban todos los corderos. Todas estas cosas había una vez cuando yo soñaba un mundo al revés.

MIGUEL SOLER

jueves, 23 de mayo de 2013

Educación de ciencia-ficción

Hace ahora casi 11 años, el 28.10.02, junto con cinco directores de cinco CCAA distintas escribimos este artículo hablando de la LOCE. Si cambiáis señora ministra (que era por entonces Pilar del Castillo) por señor ministro y algún pequeño retoque más... ¿serviría este artículo para valorar la LOMCE?

Educación de ciencia-ficción

Miguel Soler (técnico de Educación), Vicent Baggetto (director IES Joan Fuster, Sueca,Valencia), Jaime Mougán (director IES Triana, Sevilla), Javier Brihuega (director IES Rey Pastor, Madrid), Concha Arribas (directora IES Tomás Mingot, Logroño), José Manuel Mouriz (director IES Fene, A Coruña).

Si alguien ha seguido todos los capítulos del programa de ciencia-ficción, los telediarios de TV-1, con el que nos están obsequiando las últimas semanas habrá llegado a la conclusión de que con la Ley de Calidad de la Educación no sólo se van a resolver todos los problemas de la educación de nuestro país, sino que además vamos a ser la envidia de todos los países de nuestro entorno. España va a conseguir en pocas semanas pasar a la cabeza del pelotón de los países más avanzados y todo ello sin invertir un solo euro. Suponemos que semejante milagro se va a producir gracias a la introducción de la religión como asignatura obligatoria para todo el alumnado.

Pero hablemos en serio, señora ministra. La educación en nuestro país tiene problemas y necesita cambios, pero los cambios que se necesitan no van en la línea de las propuestas contenidas en su mal llamada Ley de Calidad de la Educación. Si hay un número significativo de alumnos que inician la educación secundaria obligatoria con lagunas importantes en su formación, no pretenderá que nos creamos que lo va a resolver resucitando las guarderías, no adoptando ninguna medida en la educación primaria y separándolos desde los 12 o 14 años en itinerarios en función de sus niveles de aprendizaje.

Si hay una concentración excesiva de alumnado con dificultades en determinados centros, fundamentalmente públicos, no pretenderá que nos creamos que se va a resolver creando centros de especialización curricular donde van a introducir nuevos criterios, como el expediente académico, para seleccionar al alumnado que se puede matricular.

Si hay problemas de convivencia en los centros, no pretenderá que nos creamos que se van a solucionar disminuyendo la participación de los distintos sectores de la comunidad educativa.

Si hay problemas en la dirección de los centros, que llevan a que en torno al 50% de los directores tienen que ser designados por la Administración por falta de candidatos, no pretenderá que nos creamos que la solución está en que se designe al 100% por la Administración.

Señora ministra, usted está utilizando el descontento de un sector importante del profesorado, fundamentalmente de secundaria, producido por la dificultad de poder atender en condiciones a todo el alumnado para introducir una serie de cambios en nuestro sistema educativo que lejos de resolver los problemas existentes los va a incrementar.

Usted le está transmitiendo al profesorado que no se preocupe, que a partir de ahora a los alumnos con dificultades les darán clase 'los otros'. A los profesores de la privada les transmite que podrán seleccionar a su alumnado por el expediente académico, por lo que el alumnado con mayores dificultades irá a la pública, a los profesores que proceden de BUP, que estos alumnos harán un itinerario de orientación técnico-profesional, por lo que les darán clase los antiguos profesores de formación profesional, a éstos que podrán enviar al alumnado con mayores dificultades a un programa de iniciación profesional, que ya veremos quien lo dará. Además, les transmite a todos en general que en último extremo siempre podrán hacer que a estos alumnos, que estarán en grupos específicos, les de clase el último interino que llegue al centro.

Los problemas de aprendizaje no aparecen, por generación espontánea, el día que los alumnos cumplen 12 o 13 años. Para resolver y disminuir estos problemas es necesario ampliar la oferta de plazas en educación infantil y reforzar su carácter educativo, adoptar medidas en educación primaria que permitan intervenir a tiempo de superar las dificultades, dotar a los centros de secundaria del profesorado necesario para, entre otras cosas, poder desdoblar los grupos, incrementar la oferta de programas de diversificación curricular y adelantar la edad de incorporación a estos programas del alumnado que así lo requiera. Mención especial merece el tipo de respuesta necesaria para el alumnado que rechaza su escolarización en este nivel educativo. No se puede pretender que una problemática que no tiene su origen en el marco escolar, se resuelva actuando sólo desde los centros educativos. Es necesario desarrollar actuaciones específicas con este alumnado en las que se impliquen los ayuntamientos y otras instituciones.


Por otra parte, está el debate permanente entre los centros públicos y los privados concertados. Los centros privados concertados se deben comprometer a atender a todo el alumnado sin ningún tipo de discriminación explícita o implícita, a hacer efectivo el principio de gratuidad y a llevar a cabo una gestión transparente y controlable socialmente. No se puede consentir que desde un centro educativo que pagamos todos los ciudadanos se seleccione al alumnado que se puede matricular. Los centros no deben tener ninguna autonomía para seleccionar a su alumnado, y sí mucha más autonomía para organizar la mejor respuesta educativa al alumnado que tienen escolarizado.

El problema del Gobierno es que cuando habla de calidad, sólo piensa en unos pocos. Otros afirmamos que hay que garantizar una educación de calidad tanto para los alumnos con mayor capacidad y motivación para aprender como para los alumnos con mayores problemas de aprendizaje. El futuro de cualquier país está en la formación que tenga la inmensa mayoría de su población, no en la formación de unos pocos. Si se quiere de verdad ofrecer una educación de calidad para todos, es necesario invertir más y mejor en educación.

En el preámbulo del proyecto de ley se habla mucho de la cultura del esfuerzo, pero se aplica sólo al alumnado. Es necesario el esfuerzo de todos: del Gobierno, de las familias, del profesorado, del alumnado, en definitiva de la sociedad para dotar a la educación de los recursos necesarios. Es imprescindible incrementar el número de profesores y dotar a los centros de los medios necesarios para poder dar respuesta a las nuevas demandas que la sociedad hace al sistema educativo. La manera más explícita en que la sociedad y los poderes públicos manifiestan su compromiso con el sistema educativo es por medio de las partidas presupuestarias que destinan a este fin. Nadie consigue un producto de calidad si no está dispuesto a pagar lo necesario, y la educación no es una excepción.

 Señora ministra, no queremos una educación virtual a través de programas de ciencia-ficción, queremos una educación real que de verdad solucione los problemas que hoy tenemos en nuestros centros.

 

 Fuente: El País 28/10/02.

martes, 7 de mayo de 2013

Cuando yo soñaba un mundo al revés (Publicado en Escuela 9.05.2013)


CUANDO YO SOÑABA UN MUNDO AL REVÉS

Había una vez un ministro de educación en España que, nada más tomar posesión de su cargo, lo primero que hizo fue convocar a todos los sectores de la comunidad educativa y a todas las organizaciones políticas y sociales para emplazarles a hacer un diagnóstico compartido de los principales problemas de la educación.

Analizaron en común los avances registrados en las últimas décadas y compartieron que la celeridad con la que se están produciendo los cambios sociales, el constante cambio en el mercado del trabajo y en las profesiones hacía necesario que en un momento como el actual se tenían que redoblar los esfuerzos en conseguir que ninguna persona quedara marginada del proceso educativo, que ningún joven abandonara prematuramente sus estudios pues correría grave riesgo de exclusión social.

A partir de ese análisis compartido repasaron la situación de las distintas etapas educativas. Se congratularon del importante avance que ha supuesto la generalización de la escolarización de todos los niños y niñas de 3 a 6 años y del notable incremento de la oferta de 0 a 3 años gracias al esfuerzo compartido entre el Ministerio de Educación y las Comunidades Autónomas para el desarrollo del Plan Educa3. Convinieron que había que seguir invirtiendo en esta etapa educativa, ya que, entre otras cosas, una buena oferta de escolarización temprana es un instrumento fundamental para compensar las desigualdades de origen.

Al analizar la situación de la Educación Primaria, comprobaron que la inmensa mayoría del alumnado que finaliza bien la Primaria no tiene ningún problema en Secundaria. Por ello, acordaron que para incrementar las tasas de éxito escolar había que centrarse mucho más en lo que se hace o se deja de hacer en la Educación Primaria, fundamentalmente en los primeros cursos, para conseguir intervenir a tiempo de superar las dificultades de aprendizaje en los procesos básicos de la lectura, la escritura o el cálculo. Con ese fin, acordaron incrementar el número de profesores en el segundo ciclo de educación infantil y en Primaria de forma que se pudieran desdoblar las clases en los momentos que fuera necesario y de esa forma poder atender mejor al conjunto del alumnado, especialmente al que tiene mayores dificultades de aprendizaje.

También analizaron los resultados positivos que estaban teniendo el PROA y otros programas de apoyo y refuerzo fuera del horario escolar si se aplicaban desde los primeros años de escolaridad. Decidieron generalizarlo a todos los centros, decidieron lo que todas las familias que tienen medios para ello han hecho con sus hijos toda la vida, cuando les buscan un profesor particular o una academia con el fin de prestarles un mayor apoyo.

También compartieron la necesidad de que se produjera una mayor implicación de las familias, que había que mejorar los canales de comunicación entre familias y profesorado. Compartieron, en definitiva, que como dice el viejo proverbio de la tribu massai “para educar a un niño hace falta toda la tribu”. Con ese fin, incrementaron las competencias del consejo escolar, acordaron fórmulas para incentivar la participación de las familias en las asociaciones de madres y padres de alumnos, así como las actividades de formación dirigidas a favorecer el trabajo en común del profesorado y las familias.

Analizaron también la situación que se estaba produciendo en muchas familias debido a las alarmantes cifras de paro. Familias que no pueden garantizar que sus hijos dispongan de los libros y del material escolar necesario, que no tienen beca de comedor o de transporte. Ante esta situación, acordaron incrementar de forma sustancial las ayudas y las becas para que se cumpliera el principio básico de cualquier país desarrollado “que nadie deje de estudiar, o tenga dificultades añadidas al estudio, por motivos económicos”.

Acordaron también seguir trabajando para alcanzar acuerdos básicos sobre la ESO, la Formación Profesional, el Bachillerato. Se comprometieron a adoptar las medidas necesarias para conseguir que todos los centros públicos y privados concertados escolaricen de forma equilibrada a todo el alumnado con especiales dificultades, con el fin de evitar la creación de centros de diversas categorías. Destacaron la importancia de mejorar la formación inicial y permanente del profesorado, así como el acceso a la función docente a cualquier centro público o privado. De todas esas cosas hablaremos otro día, cuando sigamos soñando.

Trasladaron todas estas iniciativas y acuerdos al parlamento, donde todos los grupos votaron por unanimidad estas propuestas acompañadas de la dotación presupuestaria correspondiente, ya que todos estaban convencidos de que si queremos salir de la actual situación de crisis económica pensando en el futuro es necesario invertir más y mejor en educación.

Había una vez un ministro…. Y había también un príncipe malo, una bruja hermosa y un pirata honrado. Todas estas cosas había una vez cuando yo soñaba un mundo al revés.










domingo, 28 de abril de 2013

Hay otra manera de hacer política (el País, 29 julio 1999)

Buceando por mi ordenador me he encontrado este artículo publicado en el País el 29 de julio de 1999, dos meses depués de las elecciones autonómicas. Dos meses después de que el PP ganara por segunda vez las elecciones autonómicas en la Comunitat Valenciana. Al volverlo a leer me he encontrado con que muchas de las reflexiones que en aquél momento algunos pusimos sobre la mesa siguen vigentes 14 años después. Algunas, como una de las frases de rabiosa actualidad "Todos los polítcos son iguales", no sólo siguen vigentes sino que su difusión se ha generalizado a amplios sectores de la población.

El PP en aquél momento llevaba 4 años gobernando la Generalitat Valenciana, ahora lleva 18 años. Os invito a leer el artículo y a reflexionar sobre si las personas progresistas que queremos cambiar de una vez por todas el Gobierno de la Generalitat queremos seguir cometiendo los mismos errores o estamos dispuestas a poner los intereses generales por encima de los particulares.

Aquí os dejo el artículo de 1999
 
HAY OTRA MANERA DE HACER POLÍTICA
 
“Ganas tengo de que nuestros políticos se dediquen a la política…”, decía uno de los personajes de Forges en la viñeta de El País del pasado 11 de julio. “No caerá esa breva, me temo”, le contestaba el otro; “peste de bronquismo”, finalizaban.

Desde las pasadas elecciones del 13 de junio los ciudadanos de la Comunidad Valenciana hemos podido asistir a dos posiciones bien diferentes sobre la manera de hacer política.

La primera, dedicada a hacer análisis triunfalistas o catastrofistas de los resultados electorales, según convenga en cada caso, apoyándose en las típicas comparaciones de resultados con las elecciones que más interesen (generales, europeas, autonómicas o municipales). Tras esas reacciones iniciales, estos mismos han pasado a otro tipo de actuaciones, para ofrecernos un esperpéntico y bochornoso espectáculo de lo que significa una forma determinada de hacer política, entendida básicamente como la lucha por el poder entre militantes de un mismo partido político, baste como ejemplo el proceso de elección de los diputados provinciales.

La segunda posición a que nos referimos, es la que reaccionó publicando artículos que invitan a la reflexión de todas aquellas personas que nos consideramos de izquierdas, estemos o no afiliadas a alguno de los partidos políticos que concurrieron a las elecciones. Y tras los primeros días, han seguido reflexionando en torno a temas sobre los que la izquierda debería debatir urgentemente (modelo de Estado, mejora de la relación entre partidos políticos y ciudadanos, estado del bienestar,…), a la vez que se cuestionan el funcionamiento interno de los partidos.

 

Nos incluimos claramente en la segunda posición, en la de aquellos que creen que es posible hacer política de otra manera ; y esta gente no se encuentra en una sola familia o sensibilidad política. En todas ellas hay personas valiosas, cuyos esfuerzos aunados podrían encaminarse a que algún día podamos negar con argumentos la frase tan extendida entre la población de “Todos los políticos son iguales”. Hoy, con la actuación de los que encarnan la primera expresión de hacer política comentada, es difícil negar esa frase. Estos comportamientos se dan en el PSPV-PSOE, en EU, en el Bloc- Els Verds, y hasta en NE, pese a su corta existencia como partido político. Y, por supuesto, también en el PP ; solo que ahora no se nota tanto porque tienen muchos puestos para repartir y como no para de repetir últimamente Zaplana “habrá para todos..”

 

Desde la izquierda debemos dar respuesta a los nuevos problemas que se plantean en la sociedad actual. Hoy ya no basta decir, por ejemplo, que estamos a favor de la sanidad pública o de la escuela pública frente a la política privatizadora del PP. Habrá que analizar, siguiendo con el ejemplo, qué cosas  funcionan bien y cuáles mal en la escuela y la sanidad públicas, tanto desde el punto de vista de los administradores como de los trabajadores y de los usuarios, y a partir de esa reflexión, debatir las propuestas necesarias para su mejora. En un país democrático se debe saber estar en el gobierno, para desarrollar y aplicar las iniciativas y propuestas por las que los ciudadanos nos han votado. Pero es igualmente importante saber estar en la oposición, para denunciar las políticas de la derecha que supongan un retroceso para este país y formular políticas alternativas, que ayuden a innovar y visualizar nuevas soluciones que cuestionen el pensamiento único instalado.

 

Nosotros, en política, siempre hemos estado en la misma orilla, en la izquierda, y creemos que en esta orilla sólo sobran los que se apuntan para conseguir algún beneficio personal (todos conocemos ejemplos), y faltan todos los que crean posible hacer una política desde la izquierda que permita mejorar la calidad de vida de la mayoría de los ciudadanos. Por eso creemos que, como decía Vicent Soler el pasado 9 de julio en un artículo publicado en El País, “hay otra manera de hacer política desde la izquierda y urge ponerla en marcha antes de que los acontecimientos devoren las esperanzas de un futuro mejor para la mayoría de los valencianos”.

 

Por ello, nos permitimos invitar a todas las personas de la izquierda a trabajar en esa dirección, para conseguir, entre todos y sin exclusiones, avanzar en la definición de nuevas propuestas ante los nuevos problemas de la sociedad actual, y en la perspectiva de elaborar una alternativa sólida y creíble en nuestra Comunidad que permita al conjunto de las fuerzas progresistas ganar las próximas elecciones para poder llevarlas a cabo.

 

También deseamos realizar una invitación más específica a los militantes del PSPV-PSOE ante el próximo Congreso extraordinario de septiembre. Si la mayoría de los delegados elegidos comparten la necesidad de este tipo de cambio en la manera de hacer política, hay que conseguir que la dirección que sea elegida en el Congreso se pronuncie claramente en ese sentido y organice el trabajo de cara a las próximas elecciones generales y al próximo Congreso ordinario desde esta perspectiva. No sirve sólo que se reordene el partido y la dirección obtenga una mayoría amplia si ésta es sólo producto de pactos entre familias. Todos hemos visto lo que duran estos pactos y la facilidad con que se cambian unos aliados por otros. Si queremos, de verdad, volver a ilusionar a la mayoría de la población, como se consiguió en 1982, es necesario un cambio profundo en las formas de hacer política.

 

lunes, 8 de abril de 2013

La enseñanza de las religiones (publicado en escuela 11.04.13)


LA ENSEÑANZA DE LAS RELIGIONES

La enseñanza de las religiones, o, para ser más preciso, la enseñanza de la religión católica, ha vuelto otra vez al centro del debate educativo con la propuesta de la LOMCE.

Es un debate que siempre ha provocado la toma de posiciones apasionadas, a favor y en contra, y que considero que nunca ha estado bien resuelto. Buena prueba de ello, han sido los recursos que se han ido presentando durante estos años y que han dado lugar a diferentes sentencias de los tribunales.

 Habría que ser capaces de distinguir, por una parte, la importancia que tiene que todo el alumnado conozca el hecho religioso y sus distintas manifestaciones sociales, morales, culturales y literarias, y, por otra parte, la enseñanza de las distintas confesiones religiosas.

El problema surge cuando se debate cuál es la fórmula que debe adoptarse para que el Estado cumpla con las obligaciones de ofrecer enseñanza religiosa confesional en las escuelas, en función de los acuerdos suscritos con el Vaticano y con otras confesiones religiosas.

La aplicación de los acuerdos firmados en 1979 por el Estado español con el Vaticano, supone la obligación de ofertar las enseñanzas de religión católica en los centros docentes, por parte de profesores seleccionados por la Iglesia Católica y pagados por las Administraciones educativas. Desde entonces, se han aplicado diversas opciones para atender al alumnado que no optaba por cursar enseñanzas de religión católica (ética, estudio asistido, actividades alternativas, atención educativa, etc).

En el año 2005, durante el proceso de debate de la LOE, se organizó una campaña de firmas de apoyo a la asignatura de religión católica. Esa campaña no era para garantizar el derecho a recibir estas enseñanzas por los que así lo deseaban, ni para que la Religión fuera una materia evaluable, ya que ambas cosas estaban recogidas en el documento presentado por el Ministerio de Educación. La campaña, iba dirigida a imponer a todos los demás la obligatoriedad de cursar una materia alternativa. Y yo añadiría, que si fuera por el deseo de algunos de sus promotores, si esa materia es poco atractiva, difícil y el profesor es un ogro, pues mejor.

Si se analizan los datos oficiales publicados por el Ministerio de Educación en la última década, la evolución del alumnado que se matricula en la asignatura de religión católica se pueden observar muchas cosas. Entre ellas, nos encontramos con que en el curso 200-01 el 80,2% del alumnado de Primaria, el 52,1% de ESO y el 38,4% de Bachillerato cursaban enseñanzas de religión católica en los centros públicos. Según los últimos datos oficiales del Ministerio de Educación, correspondientes al curso 2010-11, en los centros públicos solicitan enseñanzas de religión católica el 66,6% del alumnado de Primaria, el 39,1% de ESO y el 23,3% de Bachillerato. Se puede apreciar que en estos 10 años la matrícula en esta materia ha bajado entre 12 y 15 puntos y, además, en Primaria, se observa una disminución drástica a partir de cuando los alumnos toman la primera comunión.

Ahora, con la LOMCE, se quiere revertir la tendencia expresada libremente por la sociedad española en la última década. Los que claman por la libertad de elección de las familias de la educación que quieren para sus hijos, los que claman en contra de la Educación para la ciudadanía porque adoctrina a los alumnos, quieren imponer a todos los alumnos que no opten por cursar Religión la obligatoriedad de cursar una materia alternativa: “valores culturales y sociales” en Primaria y “valores éticos” en Secundaria.

Esto supondría, por ejemplo, que el 61% de los actuales alumnos de la ESO que libremente no han elegido cursar religión católica van a ser obligados a matricularse de una materia alternativa que supongo que, para que todos sean educados en los mismos valores, su currículo será elaborado por los mismos que elaboren el de religión católica. Ese es el concepto que tienen de la libertad de elección Rajoy y Wert.

Es decir, en un contexto de recortes generalizados en educación, si se aprueba la LOMCE no sólo pagaremos entre todos al profesorado de religión católica, en virtud de los acuerdos con el Vaticano, sino que además dilapidaremos fondos públicos para pagar miles de profesores en toda España para que impartan unas clases, la alternativa, que ni los alumnos ni sus familias han solicitado.

Las Administraciones educativas deben poner los medios necesarios para que todo el currículo escolar obligatorio se imparta al conjunto del alumnado. Si además, en función de acuerdos firmados, hay que garantizar la oferta de enseñanzas de determinadas confesiones religiosas, lo que habrá que estudiar es como se ofertan en los centros, y en qué horario, para facilitar la asistencia al alumnado que las solicite. Lo que creo que no tiene sentido, en un estado no confesional, es darle la vuelta al problema y organizar el centro en función de los intereses de los que hoy, tanto en secundaria como en bachillerato son ya una clara minoría.

Si en un tema como el de la enseñanza de las religiones se quiere llegar a algún acuerdo, habrá que partir del principio de que el respeto a los que eligen cursar religión no puede suponer la imposición de obligaciones añadidas a los demás. Si Rajoy y Wert no respetan ese acuerdo de convivencia, mi opinión es que habría que decir con claridad que cuando se produzca un cambio de gobierno se denunciarán los Acuerdos con el Vaticano y con las demás confesiones religiosas, por lo que las enseñanzas de religión confesional saldrán de las escuelas e institutos.

 

Miguel Soler